martes, 16 de octubre de 2012

Hambre, saciedad y apetito. Su repercusión en el estado de nutrición de los individuos


Introducción
Las características de los alimentos determinan el saciamiento y la saciedad de acuerdo a los sustratos energéticos (proteínas, hidratos de carbono y grasas) que cada uno posee. En base a diversos estudios se han demostrado que comer ciertos alimentos inhibe o aumentan la sensación de hambre, impactando en la salud de la persona ya que se relaciona con el aumento de peso y obesidad. A continuación se identificara cada término para su mayor entendimiento y los procesos que interfieren en la ingesta.


Contenido
·         Hambre, apetito y saciedad
Hambre se define como la sensación fisiológica que se presenta cuando han transcurrido varias horas después de la última toma de alimento, hay sensaciones como vacio en el estomago, contracciones gástricas, ligeros dolores de cabeza, nauseas, etc. El apetito es un antojo o elección de comer determinado alimento o nutrimento; las vivencias pasadas, el pensamiento y los factores hedonistas, pueden influir en la selección.
Saciamiento es el proceso que lleva a la finalización de la ingestión de alimento durante un tiempo de comida, tiene lugar durante el acto de comer.  La saciedad es un estado de inhibición de la sensación de hambre y el deseo de seguir comiendo (se da entre comidas) se desarrolla alrededor de 30 minutos de haber iniciado la comida; se distinguen 4 fases:
1.    Sensorial: olor, sabor, temperatura y textura de los alimentos.
2.    Cognitiva: creencias de los individuos  y pueden inhibir el hambre.
3.    Posingestión: distención abdominal, tasa de vaciamiento gástrico, liberación de hormonas y estimulación de receptores a lo largo del tracto gastrointestinal.
4.    Posabsorción: mecanismos que aumentan la acción de los metabólitos después de su absorción. 
Hay tres niveles sincrónicos en el control del hambre y el apetito:
1.    Aspectos psicológicos: percepción del hambre, antojo por los alimentos y las sensaciones de placer que brindan.
2.    Aspectos fisiológicos periféricos y metabólitos.
3.    Interacción de los metabólitos y los neurotransmisores en el cerebro: la respuesta cefálica (activada por las propiedades organolépticas del alimento) la detecta el cerebro, liberando hormonas gastrointestinales en anticipación a la ingestión de los alimentos.
El cerebro percibe la cantidad de alimento y nutrimentos por las neuronas aferentes, constituyendo una señal de saciedad que forma parte del control del hambre.
La influencia de ciertos péptidos, tienen una respuesta anorexígena, inhibiendo el hambre y la ingestión de alimentos. El consumo de proteínas y grasas libera colecistoquinina (hormona que media los procesos de saciamiento y saciedad). El aumento de la insulina en el sistema nervioso  central produce una disminución en la ingestión de alimentos y del peso corporal, igual que el glucagón y la bombesina.
La estimulación del alfa 2 noradrenérgico produce la ingestión de alimentos y la liberación de endógena de noradrenalina. Otros receptores que pueden inhibir el deseo de comer son los betaadrenérgicos y los dopaminérgicos en el hipotálamo.
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     Metabolismo de los macronutrimentos
Los procesos oxidativos de los hidratos de carbono y grasas producen un efecto inhibidor en el hambre. El proceso metabólico de los hidratos de carbono y las proteínas tiene su autorregulación, su oxidación aumenta en respuesta a la ingestión de los alimentos; cuando su consumo es bajo se desencadenan mecanismos para la conservación del nitrógeno y si es alto favorece la perdida de nitrógeno y carbono.  Con los hidratos de carbono, la limitada capacidad de almacenamiento del glucógeno y su rápida disponibilidad producen señales de saciedad.
Si la proporción de hidratos de carbono, proteínas y grasas cubren los requerimientos del individuo, el organismo los metaboliza en la misma porción que se ingirieron.  Con una baja oxidación de la grasa (alto RQ) se tiene más probabilidad de ganar peso porque se almacena en el tejido adiposo teniendo adaptaciones fisiológicas que aumentan su tasa metabólica en reposo e influye en el apetito  debido a que tienen una mayor predilección por los alimentos ricos en grasa.  En una dieta baja en grasa, el efecto termogénico de los alimentos es alto, en comparación con la compuesta por alimentos ricos en este. La proporción de la grasa en el valor energético total de la dieta influye en los procesos del hambre, saciedad y efecto termogénico de los alimentos.
·         Fuerza de saciedad de los macronutrimentos
Las proteínas tienen un potente efecto de saciedad que propicia la inhibición del hambre cuando son del 11 al 14% del valor energético total de la dieta y son recomendables para pacientes con bulimia nerviosa.
Los hidratos de carbono también suprimen la ingesta de alimentos; un análogo de la glucosa bloquea el uso de ésta en las células, lo cual incrementaba la sensación de hambre. La glucosa, fructuosa, sacarosa y maltodextrinas disminuyen la ingestión energética en la siguiente comida, aunque la duración de la sensación de saciedad varia con la proporción que se metaboliza.
Las grasas tienen un débil poder inhibidor de la saciedad por su palatabilidad y alta densidad energética lo cual produce hiperfagia o  un sobreconsumo pasivo, promoviendo una ganancia de peso. Las señales que mandan directamente al intestino producen un lento vaciamiento gástrico, incrementan la sensación de plenitud y reducen el consumo de alimentos.
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   Palatabilidad
Las propiedades hedónicas (olor, sabor y textura) tienen una función importante en la selección e ingestión de los alimentos. La palatabilidad ejerce un potente efecto en el proceso de saciamiento y genera alguna influencia en la regulación de la saciedad. La preferencia de las grasas es variada puesto que son responsables de la textura, sabor y aroma de los alimentos y la cantidad que se ingiere está por encima de las recomendaciones de cada país.
Los azucares tienen un alto efecto en la palatabilidad de los alimentos, lo cual produce un aumento en su consumo. Se ah argumentado que la combinación de azúcar y grasa en los alimentos aumenta la preferencia por éstos y su ingestión en comparación por los que tiene sal y grasa.
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  Densidad energética
Las grasas tienen mayor densidad energética (9 Kcal/g) que las proteínas  e hidratos de carbono (4 Kcal/g). Los alimentos ricos en grasas tienen más contenido de kilocalorías y una gran palatabilidad. Su poder de saciedad es menor que el de los alimentos con mayor contenido de hidratos de carbono y proteínas. Las dietas con una alta densidad energética tienden a asociarse con una alta palatabilidad, mientras que las de baja densidad tienen menos propiedades hedónicas. La densidad energética tiene influencia en el control del hambre igual que el contenido de agua y fibra.
Adicionar agua a los alimentos incrementa el efecto de saciedad. Se debe a que el líquido produce una disminución en la capacidad de volumen gástrico y se afectan los mecanismos sensoriales o cognitivos por el mayor tamaño que aparentan tener los alimentos adicionados con agua.
Otro aspecto que puede influir en la saciedad es el volumen o peso de los alimentos. Si el peso de los alimentos consumidos se mantiene constante, los cambios en la densidad energética influirán en la ingestión energética posterior, independientemente de la proporción de las grasas. Una forma de compensar un consumo elevado de densidad energética es que los seres humanos tienden a reducir el peso de los posteriores alimentos para disminuir este sobreconsumo de energía. 
El aumento de la densidad energética puede producir hiperfagia, como resultado de una dieta alta en grasa y energía, e hipofagia, cuando es baja en estos nutrimentos. La disminución de la densidad energética es importante en el control y mantenimiento del peso corporal, ya que ayuda a reducir el hambre y a incrementar la saciedad.
·         Efecto de los sustitutos del azúcar y la grasa
Los sustitutos se usan como medio para reducir el  aporte de energía de los alimentos y como ayuda para bajar de peso. Los alimentos con algún sustituto del azúcar ( aspartame o sacarina)  tienen una menor fuerza de saciedad que los que contiene glucosa por eso pueden producir una mayor ingestión de alimentos en las comidas posteriores y aumenta la ingesta de alimentos ricos en grasa.
Si el aspartame esta combinado con otros nutrimentos, puede estimular el deseo de comer por el efecto que provoca en los receptores orosensoriales y el débil poder de saciedad que tiene. Las bebidas endulzadas con éste pero con un nulo contenido energético, provocan un vaciamiento gástrico relativamente rápido y producen una muy pequeña disminución en el consumo de alimentos durante la comida.
Los efectos a largo plazo de los sustitutos de grasa pueden inferirse que impactan en el apetito, ya que se tiene a comer más alimento cuando se sabe que es reducido en grasa.
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Efectos de la fibra en la saciedad
En la fase de posingestión, la saciedad depende de la cantidad y el tipo de fibra que se ingiera. Proporcionar de 30 a 40 g de fibra durante la comida de mediodía provoca una supresión de la ingestión de energía durante el resto del día porque  ocupan un mayor espacio en el estomago. La fibra insoluble induce a una más rápida inhibición del hambre que la soluble.
·         Efecto del tipo de hidrato de carbono y grasa en el hambre y la saciedad
La longitud de la cadena de los ácidos grasos influye en la ingestión de los alimentos. Los de cadena media tienen un mayor efecto en la saciedad que los de cadena larga y propician la estimulación de la termogénesis.
Los monoinsaturados no suprimen en corto tiempo el consumo de alimentos y los poliinsaturados tienen mayor control sobre la saciedad. Los saturados no se oxidan tan rápido como los poliinsaturados y favorece la acumulación de grasa.
El grado de saturación de los ácidos grasos parece influir en la síntesis de la serotonina; cuando se ingieren dietas ricas en grasas saturadas hay un aumento de este neurotransmisor en el cerebro, mientras que no hay ningún efecto con las de menor saturación.    
Los almidones producen un mayor efecto en la saciedad que los mono o disacáridos y pueden limitar la ingestión de energía. Los complejos se han relacionado con un aumento de la saciedad y una disminución de la cantidad de alimentos.
·         Características de los grandes y pequeños consumidores de grasa
Algunos de los grandes consumidores de grasa tuvieron índices de masa corporal normales o con bajo peso. Eso puede ser consecuencia de un aumento en la actividad física o por el incremento en la oxidación de los lípidos.  La variación en el consumo no aumenta la oxidación de ésta sino que favorece un balance positivo de energía y la incorporación de la grasa al tejido adiposo. Estas personas incrementan el gasto energético como consecuencia de un exceso de ingestión energética y una tendencia a estabilizar el peso corporal. Además tienen altas concentraciones de leptina la cual regula el metabolismo basal y la oxidación de la grasa. Tienen un sobreconsumo de alimento, sobre todo de este nutrimento, e ingirieron un peso constante de alimento, mientras que el grupo con un consumo de grasa no comió en exceso y la cantidad de energía fue la misma; sin embargo estos últimos son saludables, inteligentes, delgados y atléticos (consumiendo debajo de 33%).


·         Conclusión
Las principales características que afectan a los procesos de hambre, saciedad y apetito son el metabolismo, la fuerza de saciedad, la palatabilidad y la densidad energética. El apetito tiene que ver con las características hedónicas de los alimentos. Las proteínas e hidratos de carbono tienen un mayor impacto en la regulación de las sensaciones de hambre y saciedad al contrario de las grasas, aunque tienen influencia en la supresión de la ingestión de alimentos a largo plazo.
Establecer las características de las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas en estos procesos es importante para implementar las recomendaciones nutricionales adecuadas que ayuden a mejorar o mantener el estado de nutrición de la población.


Glosario
Análogo: semejante.
Hedónicas: que procura el placer o se relaciona con él.
Hiperfagia: ingestión de una cantidad excesiva de alimentos.
Metabólitos: pequeñas moléculas.

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